Arte Natural
Definimos como artista a la persona que ejercita algún arte bello, y lo admiramos al contemplar sus diseños que juegan con las formas y los colores, con las luces y las sombras y quizás pensemos que sólo las personas pueden ser artistas.
Pero no es así, existe una artista insuperable al que los demás intentan copiar y cuyas obras a veces son efímeras, creadas en un momento para desaparecer con rapidez, obras que muchos espectadores pierden por no estar atentos a lo que de forma gratuita nos muestra esa artista. Otras de sus obras perduran en el tiempo, son obras creadas sin prisas utilizando como herramientas el viento y el agua, a veces a la vista de todos y a veces escondidas bajo tierra, pero todas bellas e interesantes.
Imagino que muchos ya sabréis de quien hablamos, efectivamente es de la propia naturaleza. Los artistas han encontrado en la naturaleza el espacio ideal para dar rienda suelta a su creatividad, el Land Art. A su vez, también surge una nueva vía para la sensibilización medioambiental, para que el público redescubra el paisaje y se sienta parte de él. Quien sabe, es probable que los próximos enfoques científicos sobre paisaje pasen por aquí.
A finales de los años sesenta del siglo pasado, surge en Estados Unidos un movimiento artístico que estará íntimamente unido a la naturaleza: el Land Art o Arte de la Tierra. Materiales como piedras, hojas y ramas, elementos como el viento, el agua o el fuego, o acciones como excavar o dibujar en la arena, forman parte de la puesta en escena de una reinterpretación de los paisajes intervenidos. Se amplía a otras ramas como el tan de moda interiorismo y por supuesto en arquitectura y urbanismo.
Artistas representativos como David Nash, Christo y Jeanne-Claude, Nils-Udo, Mike MacDonald, o Patrick Dougherty, intervienen el medio natural con sus creaciones, envolviéndolo, manipulándolo, añadiendo artilugios mecánicos, o utilizando su propio cuerpo. Mike MacDonald, por ejemplo, planta jardines que atraen a las mariposas en los jardines de museos y galerías.
La acción y el pensamiento del artista se traslada al espacio natural, mezclando su obra con este escenario tan particular, haciendo de él algo artificial, reinterpretando una parcela de tierra, bosque o desierto antropomorfizándolo, creando un artificio de la naturaleza al mismo tiempo que un vínculo.
El arte es un buen vehículo para la expresión de ideas, para la denuncia, para la reflexión profunda. Las intervenciones en el paisaje nos miden con él, en ocasiones nos facilita conocer qué nos iguala y que nos distancia de la naturaleza, qué pieza somos en ese paisaje. Nosotros, como espectadores de las obras, reflexionamos sobre su ubicación, sobre su sentido, y la descontextualización de sus contenedores y circuitos tradicionales nos hace reflexionar sobre nuestro asedio al medioambiente.
El ser humano es colonizador, devastador y despilfarrador de los recursos naturales. Hemos construido una gran barrera entre el hombre y el medio natural y esas intervenciones in situ, en espacios descontrolados a merced del proceso lógico de erosión y deterioro, son como un tributo a pagar por nuestra especie ante tanta invasión reiterada. Como ofrendas, el artista representa en ese particular teatro una obra dedicada a los ojos del paisaje.
El arte de la tierra nos reúne de algún modo con nuestra esencia, despierta en el espectador el placer de observar, sentir y tocar el entorno, nos sensibiliza medioambientalmente. La acción directa en el medio natural produce un choque, la perplejidad del espectador que no espera el encuentro. Poco nos sorprendemos ya al toparnos con edificaciones descomunales en lugares usurpados a la naturaleza; son desgraciadamente para nuestra retina un elemento previsible en el hueco ocupado, y casi nos sorprende más una acción artística en un bosque.
Sensibilización medioambiental
La variedad y profusión de exposiciones dedicadas hoy al arte medioambiental nos hace pensar que no es un tema pequeño, y su interés aumenta en la misma medida que aumenta el deterioro de la naturaleza. Los tiempos de grandes proyectos en el paisaje han dado lugar a acciones no tan monumentales pero igualmente críticas.
Los artistas simultanean la intervención en el espacio natural y el traslado de su obra adecuándola al espacio expositivo, acercando su denuncia al espectador. Ahora vemos propuestas cerca de carreteras, emplazamientos y espacios públicos o en medio de una planta de reciclaje.
Ideal para transmitir ideas de respeto y gestión sostenible del entorno y de los recursos naturales, para sentir de nuevo olores perdidos, acariciar texturas o derramar colores en nuestra retina. El Land Art puede realizarse a través de la permacultura, del diseño de jardines, de la cocina, incluso desde nuestras actividades diarias. Formamos parte de la naturaleza, y en última instancia todo lo que producimos tiene su origen en ella.
Conocemos con más frecuencia iniciativas en escuelas infantiles, colegios e institutos, donde las asignaturas relacionadas con la creatividad ya no están aisladas y se centran en materiales tradicionales, los contenidos ahora son transversales y la ciencia y el arte se fusionan. Los alumnos aprenden por ejemplo el mecanismo de decoloración y regulación de las hojas en otoño a través de la botánica, pero también juegan con las degradaciones de color viendo in situ su variedad cromática y sus texturas, creando pequeñas instalaciones artísticas para fijar el conocimiento.
Pero la sensibilización ambiental debería dirigirse también a los adultos, responsables de articular las soluciones. Esto sería más fácil mediante la emoción, la sensación, el divertimento y la inteligencia, y través de la creación artística en el más amplio sentido, haciendo que el mensaje no fuera tan impositivo. Disponemos de un recurso artístico que desarrolla nuestra sensibilización hacia el entorno natural. En muchos casos puede que se dirija a un público minoritario, pero su incursión en espacios públicos emblemáticos donde de forma involuntaria te encuentras con ellos, produce sorpresa, reflexión y con suerte que se remueva nuestra conciencia.