La Isla flotante de plástico
Hay un lugar donde van todas esas cosas que ya nadie quiere, un sitio donde no vive nadie, un lugar sin destino, de vergüenza y abandono, un lugar para juzgarnos. Y a pesar de ello despierta en nosotros una posibilidad, un deseo de corregir esa vergüenza, demostrando que no somos perfectos, pero que somos capaces de mejorar y superarnos.
Parece la introducción de un libro de fantasía o ciencia ficción pero nada más lejos de la realidad. La denominan la isla de plástico, el vórtice de basura, o la sopa de plástico. Descubierta por casualidad no es ni más ni menos que una ingente barbaridad de basura que flota en el Pacífico norte llegada allí por la deriva quedando atrapada por las corrientes. La extensión ronda el millón y medio de kilómetros cuadrados, aunque al ser móvil varía continuamente. Pero esto es solo la punta del iceberg porque en realidad los desechos que llegan al mar lejos de descomponerse se fracturan y desmenuzan, llegando a formar parte del agua, el sedimentos e incluso en los seres vivos.
Quizás algún día se llegue a hablar de un nuevo periodo geológico, la era del “Plasticeno” cubriendo el mundo con un estrato cargado de restos plásticos y otras basuras, las llamadas lágrimas de sirena que son el resultado de la fragmentación de los plásticos, se depositan en los fondos marinos, playas y entran incluso en la cadena alimenticia. Actualmente la influencia de los productos químicos empleados en la elaboración de todo tipo de plástico está siendo estudiada y debatida por la industria de los plásticos defensora de su utilización, argumentando el gran beneficio que supone para la sociedad humana. Pero lógico es que no es inocuo.
Solo llevamos unos 60 años utilizando y desechando plástico y ya hemos conseguido llenar una cuarta parte de los océanos y mares, y la tendencia es hacia un crecimiento exponencial. Como ya se ha dicho los plásticos no se degradan, simplemente se fracturan y siguen estando en el medio afectando de por vida.
Muchos expertos hablan del llamado efecto bumerang que puede causar el plástico sobre animales inclusive los seres humanos, desde el mutilamiento, la asfixia, o la muerte hasta causas que afecten a largo plazo como la reducción de la fertilidad.
Venga, ya está bien de lamentarse, es hora de cambiar de actitud, o imitar a la de muchos genios que han “positivizado” este problema. Hay campañas para la recogida de los plásticos en masa, y se estudia la viabilidad de la pesca de estos desechos, o recursos, según como lo quieras ver. Otros están formando asociaciones para la defensa de los mares y exigen a los gobiernos y empresas que modifiquen la legislación o sus productos para realizar cambios positivos, todo esto ya se hace, pero faltas tú.
Nos han dado muchas lecciones de reciclaje o de lo que debemos hacer con los residuos, quizás ya lo hagas y la humanidad entera te da las gracias. Ahora a superarse y continuar, asegúrate de que todos los plásticos que desechas se lleven a un punto para su tratamiento, evita consumir productos con exceso de envasado, y si sigues pensando que si solo lo haces tú no servirá para nada, recuerda que Wakan está entre muchas cosas para unirse, ya que la unión hace la fuerza.
Todos tenemos mucho que decir, nuestra causa es difícil pero no imposible, empecemos por compartir lo que pensamos y dejémonos sorprender de lo que juntos podemos conseguir.