Perlas: ¿Belleza o dolor?
Las perlas son algunas de las joyas más valiosas y buscadas del mundo, pero su formación ocurre a través de un proceso muchas veces enigmático. Una ostra que no fue herida de alguna manera, no produce perlas, pues la perla es una herida cicatrizada. Pero, ¿cómo se forman las perlas?
¿Qué pensarían las mujeres que llevan perlas en las orejas o colgadas del cuello si les dijesen que lo que llevan puesto son cárceles de parásitos? Y es que, las perlas no son más que el resultado de la defensa que tienen las ostras contra todo tipo de parásitos que quieran acercarse a su boca. Conozcamos pues, cómo se forman las perlas naturales.
Las perlas naturales se forman cuando un cuerpo extraño o un parásito penetran en el interior o en la parte blanda de las valvas de un molusco, causando una irritación. (Las ostras son moluscos bivalvos. También algunas almejas y mejillones pueden llegar a formar perla, aunque no tan bellas). Cuando el molusco no puede expulsar este cuerpo extraño, como mecanismo de autodefensa, segrega una sustancia cristalina dura que envuelve al objeto formando un saco y, rodea el objeto invasor con capa tras capa de carbonato de calcio y conchiolina, formando la sustancia conocida como nácar o madreperla, que es producida hasta que el cuerpo extraño queda en el interior de la ostra. Después de algunos años, el parásito o el grano de arena, es cubierto completamente por esta sustancia cristalina, obteniendo la gema llamada perla. La perla tarda aproximadamente 10 años en crearse.
El valor de la perla se determina por su iridiscencia (la forma en que refleja la luz), su tono nacarado, su suavidad y su simetría. Las perlas más conocidas son las consideradas como gemas o piedras preciosas, por su simetría y su particular lustre. Las perlas preciosas son producidas en su inmensa mayoría por las ostras pertenecientes a la familia Pteriidae.
La mayoría de las perlas usadas en joyería son blancas y redondas. Sin embargo no todas las perlas son así. Dependiendo de los alimentos consumidos por el animal, se pueden obtener perlas de muy distintos colores. Incluso se pueden encontrar perlas negras en el sur del océano Pacífico.
La mayoría de las perlas que se venden en joyerías son cultivadas, ya que el proceso permite controlar mejor la formación de la joya asegurando una calidad superior y resultan menos costosas. Este proceso supone producir una irritación en el manto de una ostra para provocar el desarrollo de una perla, por ejemplo abriendo al animal, haciendo una pequeña herida en el manto e introducir una substancia irritante como un trozo de concha de otro animal.
Las perlas han sido apreciadas por bastantes pueblos desde la antigüedad debido a su rareza, belleza y extraordinario valor. Y seguirán siendo muy apreciadas en el futuro. Ahora bien, profundicemos un poco más y empecemos a sentirnos Wakan. Hemos visto que las perlas son productos del dolor. Podemos decir que la perla es el resultado de una herida cicatrizada…lo mismo puede suceder con nosotros. Si comprendemos el caos del ser ajeno, si perdonamos y transformamos el dolor en amor, si cicatrizamos resentimientos y rencores, podremos lograr crear una linda perla dentro de nosotros mismos que brillen con gran intensidad. ¡Se Wakan!