El agua puede crear volcanes
Todos los años se produce alguna erupción volcánica, aunque, afortunadamente, no muchas consiguen un índice de explosividad volcánica alto. Pero eso no quiere decir que no se produzca a la larga un gran evento volcánico. Se considera que un volcán está activo si ha entrado en erupción alguna vez en los últimos 10.000 años. Eso quiere decir que, incluso los volcanes más pacíficos, pueden ocasionar terribles desgracias el día menos pensado, como el monte Tambora que provocó el año sin verano de 1816. Tampoco hay que entrar en pánico; la predicción de erupciones volcánicas nos dice que, aunque es difícil predecirlas, sí que existen signos precursores.
Algo realmente curioso y que no muchos saben es lo que muchos geólogos han afirmado tras unificar la teoría de la deriva continental con el vulcanismo, la actividad volcánica se debe a que las aguas de los mares se infiltran en las grietas de la corteza terrestre debido a los procesos de subducción y al entrar en contacto con la astenósfera, se liberan gran cantidad de gases. Estos ejercen una impresionante presión y generan fisuras por la que el magma asciende y va formando el cono volcánico a medida que el componente se condensa.
Los volcanes se forman en dos tipos de fronteras de placa: las convergentes y las divergentes, muy asociadas a las causas que provocan los terremotos. En las primeras, donde una placa penetra (es subducida) bajo otra, la materia de la parte superior de la placa subducida es arrastrada en una trayectoria oblicua hacia el interior de la Tierra, hasta que alcanza una profundidad en la que se funde. Entonces los gases asciende por fisuras verticales y es expulsada hacia la superficie por una chimenea volcánica. En las fronteras divergentes, como la dorsal del Atlántico, donde la corteza oceánica se estira y se separa, se forma una zona lineal débil (el centro de expansión); ésta sirve de salida para la erupción de magma (materia rocosa fundida de las profundidades) que asciende por corrientes de convección gigantes situadas en el manto.
Los vulcanólogos han enunciado varias teorías para explicar la acción de los gases volcánicos como generadores de una erupción. La teoría más sencilla establece que el mecanismo es similar a la forma en que el gas en una bebida gaseosa puede provocar un chorro de ésta, o a lo que ocurre al agitar una botella de gaseosa.
Un volcán es una colina o montaña que se forma alrededor de una fisura en la superficie terrestre de la cual salen expulsados diversos materiales del interior de la Tierra. Estos materiales se enfrían al entrar en contacto con la atmósfera, formando un gran cono. En la cima existe un cráter o depresión (orificio). En el interior se forma un tubo que es por el cual el magma asciende, este se llama chimenea. La gran presión que ejerce este líquido viscoso provoca que se desarrollen fracturas en las laderas, que tienen el nombre de conos adventicios.
Algunas cuencas enormes, parecidas a cráteres, llamadas calderas y situadas en la cumbre de volcanes extintos o inactivos desde hace mucho tiempo, son ocupadas por lagos profundos, como el Lago del Cráter, en Oregón, o por llanuras planas, como el amplio Valle Caldera en el norte de Nuevo México, ambos en Estados Unidos. Ciertas calderas son resultado de explosiones que destruyen el volcán en erupción, por ejemplo: las islas volcánicas de Thera o Santorín en Grecia o el de Krakatoa (también conocida como Rakata), en Indonesia, así como el Lago del Cráter. Otras se forman cuando la cámara subterránea de magma, vacía tras erupciones sucesivas, no puede soportar más el peso de la mole volcánica situada encima y se derrumba. Otro ejemplo de caldera volcánica, situada en la isla canaria de La Palma (España), es la Caldera de Taburiente, donde se mezclan los valles de barrancos con picos que destacan en los bordes de la caldera.
Muchos volcanes nacen en los fondos oceánicos. Por ejemplo, el Vesubio y el Etna fueron en sus principios volcanes submarinos que con el paso del tiempo emergieron a causa de la acumulación de material magmático.
El vapor de agua es el gas más abundante que expulsa un cráter debido a la existencia de esas aguas subducidas. Pero también hay anhídrido carbónico, nitrógeno, anhídrido sulfuroso, hidrógeno, óxido de carbono, metano, azufre, cloro, sales amoniacales, etc. Los gases se incorporan a la mezcla de gases que es la atmósfera y el vapor de agua que se desprenden de la lava fundida vuelven al ciclo hídrico.
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