Kiwi, un ave «mamífera»
La denominación de Kiwi viene del maorí y viene a significar algo así como “áptero” o “sin alas”. Se le dio este nombre a una pequeña ave no voladora endémica de Nueva Zelanda que ha llegado a convertirse en todo un emblema.
Los kiwis corren de manera patosa, su plumaje adopta un color marrón y su largo pico le sirve para rebuscar alimento, que olisquea gracias a las fosas nasales que posee en la punta. De ellos también es interesante saber, que al contrario que el resto de aves, los machos no son de colores llamativos y vistosos ni tampoco poseen un canto muy atrayente.
En ocasiones se habla del kiwi como un ave “mamífera” ya que comparte importantes detalles con ellos. Por ejemplo, poseen un olfato altamente desarrollado, sus huesos no están huecos como los del resto de aves, sino que por su interior encontramos médula, su temperatura corporal está más cercana a la de los mamíferos (37-38º C) que a la de las aves (39-42º C) y las hembras poseen dos ovarios funcionales, como las de los mamíferos, a diferencia de las hembras de otras aves, que sólo tienen uno.
Hoy en día, este pájaro que nos puede parecer gracioso y tierno, se encuentra en grave peligro de extinción según comenta Michelle Impey, directora de la organización Kiwis for Kiwi, y asegura que la población del kiwi disminuye anualmente en alrededor de 2% existiendo el peligro de que dentro de pocas generaciones haya desaparecido de las islas neozelandesas.
Los mayores depredadores de los kiwis suelen ser los perros, las comadrejas y los hurones entre otros, causando que, si hace un siglo vivían millones de estas aves, desde entonces la población ha mermado hasta los 70.000 ejemplares, siendo más vulnerables las crías de kiwi.
Para los ciudadanos neozelandeses el kiwi es un estatus de culto, su moneda es el kiwi-dólar y es sin duda el ave emblema de su nación. Tanto es así que la noticia de su descenso ha movilizado a gran parte de la población para evitar un final desastroso. Actualmente, unas 85 organizaciones luchan en el país por preservar la población de kiwis. Entre otros, los activistas controlan el número de depredadores de kiwis y hacen llamamientos a los dueños para que vigilen a sus perros o colocan chips a los kiwis para tenerlos vigilados.