Kruger National Park
Paul Kruger, es el culpable de que ahora exista un enorme parque para proteger a la biodiversidad africana, el Kruger National Park.
Nacido en 1825, fue un agricultor de origen holandés. En 1883 llegó a la presidencia del país, que en aquel momento era la República de Transvaal. El año siguiente propuso la creación del parque, lo que lo sitúa como uno de los pioneros en la creación de los parques naturales. El 26 de marzo de 1898 se constituyó la primera reserva del continente negro. Primero la denominó Reserva de Sabie, por el nombre del río que la cruza. A la caza tradicional de los indígenas y la de los granjeros, se tenía que añadir la de los emigrantes de la guerra, que se establecieron en los alrededores. Muchas poblaciones habían sido exterminadas por cazadores sin escrúpulos, tanto furtivos como legales, puesto que no era difícil conseguir permisos para matar centenares de ejemplares de un animal (el concepto de especie protegida no existía). Se perseguían por el marfil, los cuernos o simplemente por el trofeo. Hay muchos casos de cazadores que solo mataban por el placer de matar y dejaban que la presa se pudriera sobre el terreno. También había razones más honorables, como cazar para combatir el hambre derivado de la guerra. Fuera cual fuera el motivo, el caso es que la mayoría de las poblaciones se redujeron.
Proteger radicalmente las especies que quedaban, reintroducir especies desaparecidas (algo entonces inédito), redactar una normativa completa que evitara cualquier tipo de instalación, explotación o alteración del territorio, formar un numeroso equipo de guardas que garantizara el cumplimiento de las normas, establecer grupos de estudio de la fauna, montar instalaciones repartidas por toda la superficie y conectarlas mediante una red de pistas que permitieran moverse por el parque sin tardar días de un lugar a otro y, para combatir a los cazadores furtivos y evitar que las manadas salieran de los límites, construir una valla gigantesca, menuda labor.
Finalmente, se expropiaron terrenos, se desplazaron pueblos nativos y granjas, se abolieron los cotos de caza, se reconvirtieron zonas de explotación forestal… hasta que en 1926 se consiguió una expansión muy importante de la reserva, sobre todo hacia el norte, y no siguió porque topó con los límites con Mozambique y Zimbabwe. Stevenson-Hamilton que fue quien realizó esta enorme tarea continuó innovando y creando infraestructuras en la reserva hasta 1946, cuando ya se había convertido casi en un mito: los bantúes lo llamaban Skukuza, que significa “el hombre que todo lo cambia”. El trabajo continúa hasta nuestros días ya que las amenazas siguen siendo desafortunadamente una realidad.
Es quizá uno de los Parques Nacionales de mayor extensión en el mundo, y sin dudas uno de los más famosos. El Parque Kruger es un impresionante refugio de vida salvaje que alberga a una increible diversidad de grandes animales. Quizá los más conocidos son los famosos “Big 5″ o “5 Grandes” así clasificados por los cazadores de antaño por tratarse de los cinco animales africanos más difíciles de abatir, los cuales sin un disparo certero podrían ciertamente poner en peligro la vida del cazador. Ellos son el elefante africano, el león, el leopardo, el rinoceronte y el búfalo, todos ellos habitantes del Gran Kruger.
El parque se encuentra localizado al noreste de Sudáfrica, en la franja que limita con Mozambique y se extiende de norte a sur desde la frontera con Zimbabue hasta casi los límites con Zwazilandia. Posee un ancho promedio de 60 Km y una extensión de norte a sur de aproximadamente 450 kilómetros.
El Parque Nacional Kruger representa uno de los últimos refugios de poblaciones importantes de rinocerontes blancos y negros, los cuales se encuentran en la actualidad al borde de la extinción. El Kruger es hoy el hogar de la mayoría de los rinocerontes, aunque son constantemente amenazados por cazadores furtivos que se adentran muchas veces desde los límites del vecino Mozambique. El turismo es sin dudas la mayor esperanza para la supervivencia de la especie, ya que el dinero generado por los visitantes que quieren avistar a esta magnífica especie junto con los demás grandes animales del África, motiva a los países afectados por esta problemática a invertir recursos en la protección de estas especies, aunque debemos plantearnos serias cuestiones sobre el tipo de turismo y si es esa la buena y/o única opción.