Hablemos de sueños

Hobson (2000) describe de la siguiente forma lo que es un sueño: “La actividad mental que ocurre en el sueño se caracteriza por una imaginación sensomotora vivida que se experimenta como si fuera la realidad despierta, a pesar de características cognitivas como la imposibilidad del tiempo, del lugar, de las personas y de las acciones; emociones, especialmente el miedo, el regocijo, y la ira, predominan sobre la tristeza, la vergüenza y la culpabilidad y a veces alcanzan una fuerza suficiente para despertar al durmiente; la memoria, incluso de los muy vívidos, es tenue y tiende a desvanecerse rápidamente después de despertarse a no ser que se tomen medidas especiales para retenerlo”.

Dentro del sueño se distinguen distintas fases que se identifican por la existencia o no de un movimiento rápido de ojos REM (Rapid Eye Movement), que es visible debajo del párpado para el observador.

En el sueño no-REM (NREM) que se llama también sueño lento, se distinguen también cuatro etapas (Bobes, Diaz y Bomper, 1999):

  1. La Etapa 1 de transición de la vigilia al sueño, ocupa cerca del 5% del tiempo de sueño en adultos sanos, desaparecen las ondas alfa que en el EEG corresponden a la vigilia y son substituidas por ondas más lentas (ondas theta) propias del sueño NREM. También aparece un enlentecimiento del latido cardíaco. Durante esta fase, el sueño es fácilmente interrumpible. Esta etapa dura pocos minutos.
  2. La Etapa 2 aparece a continuación de la 1 y representa más del 50% del tiempo de sueño. Se caracteriza por ondas electroencefalográficas con una frecuencia mayor, que las theta. El tono muscular se hace algo más débil y se eleva el umbral del despertar. Corresponde al principio del sueño propiamente dicho.
  3. Las Etapas 3 y 4 se corresponden al sueño más profundo porque durante ellas aparecen las ondas delta, que son muy lentas. El tono muscular es débil y la frecuencia cardiaca y respiratoria disminuyen. Durante ellas ocurren los sueños, así como los episodios de terror nocturno en el niño y los episodios de sonambulismo. Los movimientos oculares, si existen, son lentos.

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Los estudios sobre la fisiología del sueño han avanzado de forma muy importante en los últimos años basándose en las nuevas tecnologías de neuroimagen, entre otras.

Las características fisiológicas de la actividad onírica varía a lo largo de las distintas etapas del sueño. Durante el sueño REM aparecen imágenes más raras y estrafalarias, los reportes de los sueños son más largos, más emocionales que en las etapas NREM lo que correlaciona con la diferente fisiología de estas fases.

La principal función del sueño es reparar el organismo para poder seguir la vida en condiciones óptimas. Es una función fisiológica, pero en el sueño aparecen materiales cognitivos de difícil interpretación y con un alto contenido emocional, a los que se muchas veces se les da muy diversas interpretaciones. Algunos autores como Hobson lo consideran como un producto fisiológico que debería ser olvidado cuanto antes, como así sucede en realidad (Hobson, 1997). Otros autores siguen manteniendo y fundamentando fisiológicamente la teoría de Freud de que son deseos reprimidos que surgen en momentos en los que baja la censura.

El misterio de los sueños también ha llegado a la gran pantalla, como por ejemplo en la película “Origen”. Por un lado, se explicaba la posibilidad de implantar recuerdos falsos a los individuos, pero mediante el control del sueño lúcido. La primera parte se confirmó, pues si es posible la implantación de recuerdos falsos. Sin embargo, el control del sueño lúcido aún era una utopía… hasta ahora.

En primer lugar, debemos explicar qué es el sueño lúcido. Seguramente todos lo habéis sentido en algún momento, aunque no habréis podido inducirlo o controlarlo voluntariamente. El sueño lúcido es esa parte del sueño donde somos conscientes de que estamos soñando, por lo que de alguna manera si tenemos cierto control del sueño y podemos ir cambiándolo a voluntad, hasta ciertos límites claro.

En el pasado año 2010 ya se empezó a vislumbrar algún dato nuevo sobre el tema gracias a Ursula Voss y sus colegas de la Universidad JW Goethe de Frankfurt, Alemania. Estos investigadores entrenaron a unos voluntarios para que movieran los ojos en un patrón específico durante un sueño lúcido. Así, mientras dormían, se les monitorizó su cerebro y se descubrió que se elevaban unas ondas cerebrales en particular: Las ondas gamma. Este tipo de onda se produce cuando diferentes grupos neuronales sincronizan su actividad en zonas de la parte frontal del cerebro, concretamente los lóbulos frontales y temporales.

Según los investigadores, las ondas gamma tendrían la función de ayudar a la sincronización de diferentes áreas cerebrales. Sería como una forma de “atar” pensamientos y sentimientos para llegar a una experiencia cohesiva. En este caso, las áreas implicadas serían los lóbulos frontales y temporales, involucrados en la toma de decisiones y la memoria y constituyendo las zonas del cerebro más evolucionadas del cerebro humano. Eso si, cabe destacar que estas áreas no se encuentran normalmente sincronizadas en la fase REM, pero si lo están cuando estamos despiertos. Por ello, el aumento de las ondas gamma produciría una sincronización puntual mientras el resto del cerebro duerme.

Finalmente, los científicos afirman que la estimulación cerebral ayudaría a tratar a personas con trastornos de estrés postraumático o que sufren pesadillas recurrentes, así podrían tomar el control y hacer sus sueños menos aterradores. Al menos esa es la idea que tienen hasta ahora, pero creen que es posible que haya más aplicaciones para el descubrimiento, aunque por el momento las desconocen.