La ventana al alma
En millones de ocasiones hemos escuchado la expresión “los ojos son la ventana al Alma” y digamos que el arte de determinar el estado de salud (Alma) a través del aspecto de los ojos (ventanas) se denomina Iridología.
Dicha práctica se remonta a tiempos antiquísimos, y ya en la Edad Media, la obra de Phyllipus Meyens titulada “Chiromantica Medica” se cita este método de exploración para conocer el estado físico del individuo. Suele atribuirse el descubrimiento de la Iridología al médico húngaro Ignatz von Peczely, el cual en su infancia observó cómo al rompérsele una pata a un búho que entró en su habitación aparecía en el iris del animal un signo, parece ser, como respuesta a esta fractura. Fue el primero en crear la primera carta irídica que fue publicada en 1886 por la revista “Homeopatische Monatsblatter”. En 1880 tras haberse licenciado en Medicina por la Universidad de Viena, publica su primer tratado llamado “Descubrimiento en el seno de la Naturaleza y el Arte de Curación”, considerado el primer tratado moderno de Iridología.
En España la Iridología se inicia con la publicación de un libro del oftalmólogo Juan Ángel Bidaurrázaga en 1920. Hoy en día el futuro de este método es incierto, no obstante la inclusión de técnicas fotográficas, video y la informática han permitido que en poco tiempo se diluciden y clarifiquen muchos puntos todavía por tratar.
A través de la Iridología se observan signos que indican tendencias o probabilidades hacia determinados problemas de salud, sin aseverar categóricamente que un individuo haya de padecer cierta patología. Pongamos un ejemplo; digamos que en una familia existe una tendencia a engordar debida a los nervios, los cuales causan que se coma en abundancia. Al observar el iris de otro individuo de la familia, se puede determinar la tendencia a padecer nervios y por ello acabar engordando, pero si es una persona capaz de controlarse y enfocar esas ganas de comer en otro aspecto más saludable, seguramente no terminará padeciendo obesidad aunque su iris muestre tal tendencia. Aquí entra en juego el término de “constitución irídica”, donde las tendencias constitucionales se ven englobadas en todos los iris existentes y cada uno de ellos tiene una tendencia distinta a enfermar e incluso sanar. Tratemos de manera general cada constitución:
1-Constitución linfática: dentro de ella se engloban iris de color claro, esencialmente azules y grises. Sus tendencias patológicas estarán normalmente relacionadas con la linfa, problemas de alergias, mucosidad espesa, asma, sinusitis, etc. Tienen más tendencia a padecer retención de líquidos, depósito de ácidos y problemas reumático-artrítico. Los órganos más importantes dentro de esta tipología son el riñón, los pulmones y la piel, en ese orden. Dentro de la constitución linfática aparecen los subtipos hidrogenoide y neurogénico.
2-Constitución hematógena: reúne iris marrón, castaños, pardo y negro. Los individuos con este tipo de iris tienen una tendencia mayor a padecer problemas metabólicos, trombos, arterioesclerosis, almacenamiento de colesterol, etc. Sus órganos son el hígado y el corazón, en ese orden. Dentro de este tipo de constitución encontramos los subtipos hematógeno puro y tetánico larvado. Las personas con estas coloraciones en el iris son más emocionales y por tanto tienen mayor tendencia a problemas relacionados con el Sistema Nervioso.
3-Constitución mixta: son iris con una coloración superficial marrón y con un fondo verde o azul. Los puntos más vulnerables de esta constitución se encuentran en el estómago, siendo éste su órgano clave. Tendencia a padecer gastritis crónicas, migrañas, falta de buena asimilación de nutrientes, etc. Dentro de esta constitución encontramos el subtipo mixto puro o biliar.
Este método no solo abarca el estudio del iris sino que se complementa con el estudio de la pupila y la esclerótica. En todos ellos existe una catalogación de signos los cuales dan información del estado del paciente en la actualidad, y al mismo tiempo nos puede mostrar signos de su pasado o sus tendencias futuras. Nos resulta curioso recalcar que los mayores estudiosos de esta metodología que puede parecernos poco “científica y metodológica”, son personas que anteriormente se han formado en la medicina tradicional y hoy defienden el empleo de esta técnica de diagnóstico como complementaria a otras.
Para aquellos que quieran ampliar esta información se les recomienda consultar:
“El gran libro de la Iridología”. Dr Josep Lluís Berdonces, Ed. Integral.