Los hombres que cuidan sus grises
Me encontré una tarde después de comer tecleando los canales de la televisión cuando di con un documental que me hizo pensar en algo. ¿Es realmente bueno el contacto de los hombres con el resto de seres vivos?, ¿O por el contrario a corto, medio o largo plazo resulta siempre perjudicial?
A veces la respuesta se encuentra entre la gama de los grises y no en el blanco ni en el negro, en el Sí o en el No. No cabe duda que los seres humanos somos la especie más devastadora que existe sobre nuestro ecosistema, y no porque lo diga yo. Hace poco la WWF nos hacía sobrecogernos con la noticia de la pérdida del 52% de los animales salvajes del planeta en tan solo 40 años (La noticia).
Los continuos incendios a menudo provocados, fulminan en el acto a gran cantidad de seres vivos, animales y vegetales. Nuestra “expansión” y nuestros hábitos desplazan continuamente a otras especies a pequeños reductos donde acaban extinguiéndose, tiendo a pensar que muriendo más que de inanición o caza, de pena. Sí, este es el “negro” del que os hablaba.
¿Dónde reside el blanco? Quizás resida en que el ser humano necesita a la naturaleza para sobrevivir. El hecho de que el hombre moderno esté constantemente invadiendo nuevos medios da la impresión de que aumenta la esfera de su adaptabilidad biológica y escapa así a la ley evolutiva que ha regido su pasado. No se trata sino de una ilusión. Donde quiera que vaya y haga, el hombre sólo puede subsistir en la medida en que mantenga o cree en torno suyo un microhabitat similar a aquél en el que se ha vuelto lo que es. No se puede desplazar por el fondo de los océanos o por el espacio si no permanece ligado a la tierra por un cordón umbilical. Aunque puede sobrevivir en medios contaminados por agentes químicos, el ser humano sólo conserva su plena salud física y mental si se protege de esas contaminaciones.
Resulta contradictorio saber que no somos nada sin conservar el medio que nos rodea y continuamente nos encargamos de destruirlo. No conquistemos, colaboremos.
¿Y los grises? La conciencia y la razón. Científicamente hablando la sustancia gris está compuesta por somas neuronales y dendritas que se encuentran en nuestro Sistema Nervioso Central y se encargan del procesamiento de información, es decir, de la función del razonamiento. La cantidad de esta sustancia es directamente proporcional a la inteligencia de un ser vivo.
Retomo la pregunta inicial donde cuestionaba si el contacto del hombre con los seres vivos causa efectos positivos. Mi respuesta sería que, cuando el ser humano es consciente de lo realmente extraordinario que es, creo que sí. Cuando somos capaces de auxiliar a un pequeño canguro, cuya madre ha sido atropellada, criarlo y devolverlo a la naturaleza, en esos actos el ser humano hace honor a lo de “ser”. Cuando somos conscientes de nuestros actos y hacemos algo por mejorar, por ayudar, por auxiliar y eso se convierte en el motor de nuestras vidas. En conclusión, cuando hacemos trabajar a nuestra sustancia gris es cuando el ser humano se percata de que, cuidando su medio se cuida a si mismo.
¿Hace tiempo que perdimos nuestro papel en el ecosistema? ¿Hace tiempo que nos cuesta interactuar con él y sólo sabemos actuar sobre él? ¿Sabremos dentro de nuestra gama de grises (nuestra conciencia) encontrar soluciones viables y siempre positivas para los seres vivos que comparten con nosotros este vasto planeta?
Las historias que les presento a continuación a modo de vídeos me inspiran día a día y consiguen que confíe en “los grises”, en no perder la esperanza en nuestra especie.
Deja una respuesta