Mimetismo: Toda una fantasía de la naturaleza.

¿Sabías que muchos animales están en el lado oculto? Esperando para lanzarse a por su presa, o para evitar caer en las fauces de un depredador.

Hablamos del mimetismo, uno de los aspectos más emocionantes que podemos observar en el mundo animal. Podríamos definirlo como la capacidad que tienen algunos animales para cambiar la forma de su cuerpo como su color, de acuerdo al medio en que se encuentran. Con ello buscan ocultarse, aunque también les sirve para atacar o defenderse. El nombre científico del mimetismo es “cripsis” y proviene del griego (kryptos, lo oculto).

Coloración.

El camuflaje más común es el relativo a la coloración, bien mediante una respuesta directa de la piel, a través de mecanismos hormonales –en el caso de los anfibios–, mecanismos nerviosos –en el caso de los peces– o bien mediante mecanismos mixtos –en el caso del camaleón–.

La forma más sencilla de ocultación visual es la que se logra mediante la homocromía con el medio que rodea al animal. El color puede ser fijo, o cambiante, según cambios estacionales o a cambios rápidos de un ambiente heterogéneo. Un ejemplo es el que nos muestra la liebre ártica, parda en verano y blanca en invierno, o el ejemplo que ofrecen los camaleones o las sepias, que cambian rápidamente de color al  desplazarse por el medio.
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También consiguen imitar la textura visual. Esto se observa en animales bentónicos, como los lenguados entre los peces o las sepias entre los cefalópodos.

 

 

Imitación.

Otra técnica  consiste en la imitación de objetos del entorno. El insecto palo consigue llegar a parecerse a una rama ya que tiene el cuerpo largo y delgado y las patas son similares a ramas. Algunos carecen de alas o éstas son rudimentarias, o bien se asemejan a hojas. Su color suele ser verde o marrón, según donde se posen. Incluso se mecen un poco para simular que es el viento quien los mueve con tal de pasar desapercibidos.

Otras especies son capaces de variar la pigmentación de diversas partes de su cuerpo en función de la cantidad de luz que reciben, de forma que logran integrarse visualmente con elementos del fondo. Esto se conoce  como coloración disruptiva y es muy frecuente en ranas, mariposas y peces como la manta o la raya,  pero también es característico de animales más grandes como el tigre, la cebra, la foca o el oso hormiguero.

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Una mantis, experta en ocultarse, parece una hoja seca y de esta forma las aves y otros depredadores no la detectan a menos que esté en movimiento. Los machos suelen vivir menos que las hembras ya que en ocasiones, en el momento en que se aparean, son devorados por la hembra.

Aunque a la vista nos pueda parecer un curioso juego de formas y colores, lo cierto es que el mimetismo o camuflaje de algunos animales va mucho más allá. Para ciertas especies animales esta capacidad es realmente un mecanismo que les ayuda a sobrevivir.Toda una fantasía de la naturaleza.