No es oro todo lo que reluce

En Wakan os queremos sorprender con curiosidades que sustraemos de la naturaleza para nuestro beneficio y ayuda. Hoy conoceremos el verdadero,  enigmático y humilde origen del quilate. Hace un par de años salió a la luz la esmeralda más grande jamás descubierta, con un peso de 57.500 quilates una  vez tallada. Pero, ¿Qué es un quilate? Todos hemos oído el término alguna, vez y lo único que sabemos al respecto es: “cuantos más, mejor”.

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La palabra quilate proviene del griego karat, que no es otra cosa que la semilla de la algarroba. El humilde algarrobo (del árabe kharrūb), es un árbol muy conocido en nuestra geografía por dos motivos esenciales:

  1. Su gran resistencia a la sequía, que le hace prosperar en entornos hostiles a otras especies.
  2. Su fruto, la algarroba.

Aunque en la actualidad se utiliza habitualmente como pienso animal, se trataba de un alimento muy apreciado en la antigüedad a lo largo de toda la cuenca mediterránea, tanto por sus semillas (que se molían para hacer harina) como por sus vainas. El recetario romano incorporaba la harina de algarrobas a preparaciones, mientras que la pulpa era utilizada en época andalusí como base de algunos postres y bebidas, existiendo incluso hoy día una bebida a base a algarrobas que se consume de forma tradicional en el periodo de Ramadán.

“¿Os acordáis del chocolate de algarroba que consumían nuestros padres y abuelos?…ummm delicioso”.

En la antigüedad no existía un acuerdo entre regiones lejanas que permitiera establecer una unidad común para medir la masa de un objeto por lo que los comerciantes tenían que encontrar una manera de conocer con exactitud el peso de sus joyas para poder así venderlas al precio adecuado. Tratándose de mercancía tan valiosa (refiriéndonos a piedras preciosas y joyas), una diferencia mínima en la medida podría suponer grandes pérdidas.

La solución a este problema estaba en los algarrobos, concretamente en el interior de las vainas que de él crecen. Sus semillas son bastante uniformes y con carácter general, tienen un peso similar (cercano a los 200 mg). El tamaño de sus semillas varía tan poco que en la época podían usarse como contrapesos “estandarizados” en las balanzas para pesar cualquier piedra preciosa. Esta propiedad hizo que los primeros griegos adoptasen las semillas de algarroba (en griego “keration”) como unidad de medida estándar para gemas y piedras preciosas.

El sistema fue posteriormente adoptado por los romanos, que llegaron a tomarlo como referencia para la introducción (a principios del siglo IV) del “solidus”, una moneda de oro puro, con un peso equivalente a 24 keration (24 semillas de algarroba).

La semilla de algarrobo siguió usándose en época árabe, donde adoptó el nombre de “carat”, que evolucionó hasta la palabra “quilate”, equivalente a 200 miligramos y que se sigue utilizando como medida en joyería.

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¿Y los quilates del oro? ¿Esos también van por peso?

Igualmente, el quilate tiene una segunda acepción en orfebrería, resultado de la curiosa relación entre la pureza del oro del “solidus” y su peso, 24 quilates.

En la antigüedad, una moneda valía tanto como el oro de la que estaba compuesta. Dado que este podía ser fácilmente adulterado, mezclándolo con otros metales menos valiosos, la forma más adecuada de asegurar la calidad del mismo era pesar las monedas y comprobar que el peso era el adecuado. Un “solidus” con un 100% de oro puro debía pesar 24 quilates, motivo que ha hecho evolucionar el quilate como una medida de la pureza de cualquier alienación. De esta forma, decimos que una pieza de oro puro es de 24 quilates, mientras que si la pureza es de sólo el 50% hablamos de oro de 12 quilates. Un ejemplo, si hablamos de oro de 22 quilates significa que, de un total de 24 partes, 22 son de oro y las otras 2 son de otros metales.

¿Te atreves a calcular cuántas semillas de algarrobo pesa el diamante de tu sortija de compromiso?

 

Podemos asegurar por tanto que el Algarrobo, vale su peso en oro.