Vivir más de cien años

Hace poco más de un siglo ninguna población humana había superado los 35 años de esperanza de vida. La mitad de los nacidos en nuestra historia anterior fallecieron antes de cumplir los 15. Desde entonces algo ha cambiado, y no han sido nuestros genes. No es que la vejez sea un invento actual. Siempre hubo personas que vivieron mucho más de 35 años, pero eran las menos y no se distinguían de los demás por ninguna característica intrínseca. Era lo que los rodeaba, los problemas higiénicos, las guerras o la falta de alimento lo que acababa con la mayor parte de los individuos de cada generación mucho antes de que llegasen a edades adultas.

El fulgurante cambio que hemos experimentado desde entonces se debe por completo a la mejora de las condiciones de vida, y especialmente a la universalización de estas al común de los ciudadanos. Pocos serían los efectos si los cambios tecnológicos, sanitarios o alimentarios más espectaculares únicamente hubiesen cambiado la vida de unos pocos privilegiados. Hoy recogemos los frutos de tales mejoras en una generación que son prácticamente las primeras que sobreviven mayoritariamente hasta la vejez. En sus características, y no solo en su edad, difieren de las pocas personas que antes llegaban a ancianos, aunque no lo hagan sus genes. Sus familias y sus sociedades los han cuidado, alimentado y educado en mejores condiciones que a las generaciones anteriores, y todo eso es hoy visible también en la manera en que están modificando el perfil de la vejez.

Genetica

Es tentador biologizar la explicación de longevidad, ahora que conocemos mejor el funcionamiento de los genes. Pero este conocimiento es solo incipiente y hasta ahora no ha desempeñado ningún papel en las mejoras colectivas en la esperanza de vida ni en el actual aumento de las personas superlongevas. Dichas mejoras ni siquiera son irreversibles. Si se afianzan y profundizan los logros sociales y sanitarios que las han hecho posibles, quizás en el futuro surjan los condicionantes genéticos de la longevidad como un factor realmente importante. Hasta entonces lo que reflejan las diferencias poblacionales en supervivencia y calidad de vida en la vejez son las desigualdades en la alimentación, el trabajo la educación, el entorno, los hábitos o los recursos. “Julio Pérez, demógrafo”

Sin duda vivimos en un momento de profundo y rápido cambio, con esto queda patente que en el futuro próximo los seres humanos alcanzaremos la plena vejez, las esperanzas de vida al nacer siguen mejorando salvo en algunos puntos del planeta, y todo ello nos lleva a plantearnos las posibles situaciones y cómo afrontarlas. Existen multitud de estudios y campañas científicas dedicadas a la vida en un planeta repleto de seres humanos y su mayoría en la vejez. ¿Cómo alimentar a todas las personas? ¿Cómo sustentar poblaciones fuertemente envejecidas?