Kon-tiki, una aventura sorprendente

Llevo días que me ronda por la cabeza una frase que me impactó desde el momento en el que la leí “Hemos nacido demasiado tarde para explorar el mundo y demasiado pronto para explorar las estrellas”. En ocasiones uno se pierde en fantasías de convertirse un en explorador del siglo XVI, o dejarse llevar por una película de ciencia ficción, pero aún queda por descubrir, demostrar y maravillarse.

Hoy os traemos en Wakan una historia real, su propio protagonista escribió relatando las peripecias de su expedición, fue un best-seller y se tradujo a más de 66 idiomas y convertida en film en 2012, Kon-tiki.

Kon-Tiki es el nombre de la balsa utilizada por el explorador noruego Thor Heyerdahl (1914-2002), en su expedición de 1947 por el océano Pacífico desde Sudamérica hasta la Polinesia. El nombre de la embarcación se debe al dios solar de los incas «Kon-Tiki». Heyerdahl sostenía que pobladores procedentes de Sudamérica podrían haber llegado hasta la Polinesia ya en tiempos precolombinos. El propósito de Heyerdahl era demostrar la posibilidad de que el poblamiento de la Polinesia se hubiese llevado a cabo por vía marítima, desde América del Sur, en balsas idénticas a la utilizada durante la expedición y movidas únicamente por las mareas, las corrientes y la fuerza del viento, que es casi constante, en dirección este-oeste, a lo largo del Ecuador. No obstante, la expedición dispuso de ciertos elementos modernos como una radio, relojes, mapas, sextantes y cuchillos, aunque los mismos no fueron relevantes a la hora de probar que una balsa como la utilizada podía realizar la travesía.

Kon tiki

La expedición Kon-Tiki fue financiada mediante préstamos y donaciones. Heyerdahl viajó tiempo antes a Perú donde, junto con un pequeño grupo de personas y dentro del espacio provisto por las autoridades peruanas, se dedicó a la construcción de la balsa. Para ello, se utilizaron troncos de madera de balsa y otros materiales autóctonos, y se mantuvo el estilo de construcción indígena tal como se observó en las ilustraciones dejadas por los conquistadores españoles. La travesía comenzó el 28 de abril de 1947. Durante 101 días navegaron a lo largo de casi 3.800 millas por el océano Pacífico, hasta llegar a un arrecife en el atolón de Raroia, en las islas Tuamotu, el 7 de agosto de 1947. Toda la tripulación llegó a tierra sana y salva.

Descubrieron la grandeza de la Tierra en estado puro.